Violeta Parra. Mujer feroz

JUAN PABLO JIMÉNEZ -.

Es probable que cuando Violeta se tiraba al suelo sin avisos haciéndose la muerta para asustar a su hijo Ángel, en el fondo lo que quería era lograr una desconexión total con todo esto. Cortar el cordón umbilical que le unía a la realidad, esa realidad que la mayoría de las veces no queremos.

Es entendible. Sobre todo en ella. Si viste “Violeta se fue a los Cielos” (Andrés Wood, 2011) y ahora lees el libro homónimo –o al revés– de Ángel Parra editado originalmente en 2006, puede que más o menos entiendas que la obra de un creador la mayoría de las veces va directamente ligada a su modo de vida, a los demonios y mariposas que gobiernan su espíritu.

Puede que un creador se equivoque. Que, como Kurt Cobain, el cerebro de Nirvana, nunca debieron haberse pegado un tiro. Puede ser. Como también puede ser que la cuerda del reloj o del robot de juguete estaba hasta ese momento. Que la fecha de vencimiento llegó aunque no quisiéramos.

El libro de Ángel Parra es la mirada directa hacia Violeta Parra desde la perspectiva de su hijo. Lo de Andrés es una relectura de ese libro, muy bien lograda y válida por lo demás.
Ángel habla de su madre con todo el inmenso peso que ello significa: la admiración, la tristeza, el silencio, la impotencia, la creatividad; el no poder hacer nada más que lo que tenemos a nuestro alcance.

En el libro está la mujer enamorada, con conciencia social, triste, rabiosa, explosiva, inteligente, madre, hermana, hija, soñadora, frustrada. La mujer genial. Aquella que canaliza todo lo que le pasa a través de su guitarra.

Está a su vez la mujer equivocada, errónea. Porque el ser genio no es garantía de ser perfecto. Los genios siempre son imperfectos. Es lo que más tienen. Por eso son genios. Porque a partir de eso es que resalta con más fuerza lo bueno que tienen.

La película de Wood es bastante fiel al libro, aun cuando la cinta es solo un segmento de la vida de Violeta. Así como “Diarios de Motocicleta” es solo un pasaje de la vida del Che Guevara.

El libro de Ángel Parra, si bien no tiene ninguna intención literaria en su escritura dado su despojo, es más bien un testimonio para el mundo, necesario para las generaciones jóvenes que creen que todas las soluciones están en el chat y en escribir como cretino.

“Violeta se fue a los Cielos”, el libro, retrata aristas diversas de una mujer completa, feroz y necesaria en los tiempos que corrieron en su vida y que corren hoy a este lado de la realidad.

Uno puede que piense encontrarse solo con el amor desgastado en estas páginas. No obstante ese es solo un segmento, un tramo en el camino donde lo importante no es llegar, sino cómo llegamos al destino esperado; a la tierra prometida.

Su suicidio… tal vez otra forma de expresión. La manifestación del desánimo y el cansancio. Que las cosas no salieran como ella quería; o sea, de la forma correcta.

Para entender a Violeta hay que escuchar con los ojos cerrados su música, contemplar en silencio sus arpilleras, ver la película de Wood y después leer el libro de su hijo. En ese orden.

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3 Comentarios

  1. Carolina Santander4/4/12

    Una valiosa contribución a la memoria de Violeta.
    Saludos señor Jiménez.

    Caroli

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  2. Camila5/4/12

    Violeta no se fue a los cielos. Allá sólo se van los obispos y sus lamesuelas.
    Violeta simplemente se esfumó para siempre.
    Saludos

    Camila

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  3. Buena reseña! Me gustó y me aportó a lo que andaba buscando! De gran ayuda, saludos.

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